jueves, 26 de abril de 2012

Séptimo vuelo: Y llegó la primavera...

Primavera esperada,
te asomaste a la ventana.
Llovió en un día soleado,
mi corazón se tornó animado
y las mejillas se colorearon.
Palpitó la sangre,
la lluvia cantó al son del aire,
así se creaba el recuerdo
de otro día eterno.

Llegó la primavera,
la vi,
la oí,
mas no la toqué,
pero me llamó,
la ventana golpeó.

Primavera esperada,
llegó la lluvia y me sentí aliviada,
latido sereno, mas latido,
nerviosismo tranquilo.

Sentí el olor y el tacto húmedo de la lluvia,
deseando el roce de tu agua pura.
No me sentí como esperaba,
me sentí feliz sin nada
sólo por verte, lluvia anhelada.

Así floreció todo a mi alrededor,
todo excepto yo,
que sólo miraba,
callada y asombrada.
Salir no podía
de mi estancia fría
y empaparme de ti,
pero sonreí.

Así inquieta aguardé,
o no aguardé nada,
y una gota cristalina recorrió el alféizar de la ventana
y se derramó en mí.
Una gota tuya y florecí.
Parte tuya para mí,
parte mía para ti.
Dejaste todo embellecido
para esperarte con un suspiro
recordando la lluvia de abril.



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