martes, 25 de marzo de 2014

La caja de tizas

No podemos jugar a la rayuela porque no se abre la caja de tizas d colores. Somos niños y no tenemos fuerza ¡Qué pena! Había tantos colores... Rojo, blanco, amarillo, azul... Hubiesen sido como fuegos artificiales, como flores.

Ya no podremos ir al cielo ni al infierno. Sin tizas no hay rayuela, sin colores ya no somos niños, sólo una extraña materia gris, blanca y negra. Tampoco existen los números: Ni el soldado, ni el patito, ni la serpiente, ni la silla. Sólo hay una acera llena de vacío, sin un camino.

Sin tizas nos aburrimos. Nos sentamos en los escalones y suspiramos hasta que vengan nuestros padres y nos tiren de la mano cada uno a su casa, calabaza, mientras nos miramos.

No podemos jugar, competir, soñar con llegar al cielo hasta que no se abra la caja de tizas. No nos cansaremos, volveremos tan despiertos como vinimos, con la caja cerrada, y dormiremos forzados a que llegue otro día.

jueves, 30 de enero de 2014

Haikus de invierno

En mi carrera universitaria he aprendido a escribir haikus, así que vuelvo de la dimensión de los bloggers "muertos" para compartirlos con vosotros. Ah, y para quien no sepa qué es un haiku, es una breve poesía de tres líneas de 5, 7 y 5 sílabas respectivamente originaria de Japón. Se trata de describir un instante con muy pocas palabras. De momento no sé japonés, así que lo siento, los escribo en español ;-) Ahí van:

Cama oscura,
vacío de sábanas,
quietud del dosel.


Lágrimas sucias
tornan la melancolía
a armonía.


Yo me pregunto:
La otra punta del  lazo
¿Dónde estará?


Exterior frío
y el sabor de la fruta
cálido y húmedo.


En la ventana
una mañana roja
me asombraba.


Se estremecía
la suavidad que ardía
al atardecer.


En aquel lugar
quedó sólo el olor
después de todo.




lunes, 7 de octubre de 2013

Nueva mitología

Volaba junto al aire siendo un ángel por fin en paz, hasta que ocurrió lo que un ángel nunca pudo imaginar. La bola de cristal cayó, el cielo se derrumbó. Todo acabó en el  suelo de las calles empapadas y las alas se rompieron. Plumas azules desperdigadas, ahogándose junto a las hojas secas de la ciudad. Se preguntaba si alguien sabría encontrarlas.

 Volar y tener alas conlleva mucho sacrificio. El sacrificio regala lo más dulce, pero duele y sana al mismo tiempo en lo más hondo de tus huesos, allí donde sólo algunos pueden mirar el paisaje que se extiende. El sacrificio es un mundo de esperas, secretos, lágrimas y también protección; pero ante todo es invisible. Todas esas heridas de los colapsos al volar se curan porque descubren las alas de ella, tan azules, pero empapadas y rotas. Llueve,

La cúpula celestial se perdió y nació el mar de las lágrimas de los ángeles. Sin embargo, ella no podía escuchar el ritmo de las olas. Quería escuchar el estrépito estallar como antes lo hacían las tormentas, mas sólo sentía el temblor de la arena.

El anterior cielo estaba tan muerto... No se podía volar con tantos escombros. Había que construir otro cielo aún más puro y entonces no temer caerse otra vez de un árbol. Volar. Los ángeles también tienen miedo. La palabra ángel significa mensajero. Todos los mensajeros son ángeles. Juntos construiremos el cielo de nuevo.

Vuelve ya la mañana con tímidos rayos de sol que atraviesan las nubes iracundas. Ella anda despacio en éste mundo anquilosado hacia horizontes que tintinean de juventud primaveral.




lunes, 30 de septiembre de 2013

Imposible

Cuando se nombró lo imposible los vasos perdieron su brillo tal y como los ojos que los miraban. Imposible, y el aire de los suspiros alteraban el dulce sabor de los tés. Imposible, los andares lentos, la mecedora balanceándose, las pesadillas sentadas en la cama esperando.

Imposible en la tele, en el rugido de las olas, en los días, en las palabras... Eco hacía que retumbara dicha palabra de forma paranoica hasta que los sueños calmaban todo a su paso reproduciendo los deseos más desesperados. Eran un edén al que se volvía cada noche para correr y abrazar la felicidad bruscamente apretándola contra ti hasta que te arrastraban al desvelo y ella desaparecía. Se burlaban los sueños sonriendo con estrellas en los ojos.

Suspense eterno


Todo se suspende como en la visión ralentizada de una copa que cae y luego ¡Crash!, se rompe. Mil pedazos brillan al vuelo y luego vuelven al suelo. El instante transparente del sonido de las campanas de viento, metálico, ondeante. Ya no es un instante, es una primavera vista en pausa envidiando el cúmulo de flores que luchan por florecer (No hay pradera para tantas, algunas tienen que morir secas). El roce de la calidez a las frías manos del cuerpo deshabitado no es suficiente para que vuelva al verano.