lunes, 16 de abril de 2012

Cuarto vuelo : El exterior fantástico

En tristeza una sonrisa de actriz
y aparentemente todo está feliz.
Esa es la sonrisa del sacrificio por los espectadores.
Para que no se entristezcan se hace del drama una comedia.
Miran una falsa sonrisa y sus corazones sonríen en una tragedia.

La comedia sigue
y ríen a carcajadas,
pero hay alguien en el fondo,
esa cara insospechada.
Nadie le mira,
pero esa persona sabe
que tras el telón
se esconde otro alguien
¿De qué se ríen?, piensa esa persona.
Ella en su solo de comedia
de rosas se corona.
Rosas negras teñidas de blanco.
Tras ellas espinas y su dolor amargo.

En el jardín tras el teatro
 son actores que pelean.
En la escena del acto
sólo hay una chica bella.
Una Dido que se quema sonriendo,
cuenta chistes pero se quema a fuego lento.
Una pobre que se cubre de joyas,
sangre que pasa por agua,
el espectador se asombra.
Sangre derramada,
puñal en el suelo,
caras de alegría,
estacada en el pecho,
espectador corriendo.
La gente impide que él suba,
ella cae al suelo.
"¡Qué graciosa Celestina!",
pero Melibea ha muerto.
Nadie se da cuenta,
todos se van contentos.

Acaba la tragedia,
menos mal que ella revive.
Sola se levanta,
todavía existe.
Él suspira,
ella ríe.

Ella se hacía la dura,
pero legaría el día
en el que la escena oscura
se la tragaría.
No tendría más remedio
que aceptar la ayuda.
Hacer comedias y tragedias puras.

La chica de enfrente
es una chica repelente
y no es porque sea mala,
es que no lo dice,
no dice lo que siente.
Aunque ríe a la gente
tiene una espada clavada.
Esa chica del segundo plano,
tú no te das cuenta,
es una actriz
de tragicomedia.



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