Tiene el pelo
castaño oscuro y claro por las puntas. Ella tiene el pelo largo y con un toque
ondulado. Sus ojos color chocolate complementan con su personalidad cálida. Su
piel diría que es de color crema. Su cara es redondita. Largas pestañas, cejas
negras, algunos lunares y unos pocos granitos que cambian misteriosamente de
sitio.
Su figura es
delgada, pero no tanto y es pequeña. Aunque yo no sea precisamente quien tiene
derecho a decir eso, da igual, es pequeña.
En cuanto a
ropa, en invierno suele cubrirse prácticamente sus manos (de las cuales se come
las uñas) con los puños de la sudadera.
Su carácter
es alegre la mayoría del tiempo, eso cuando no está desanimada o tiene sueño.
Viene todas las mañanas con su sonrisa contagiosa y cambia el día a soleado.
Alegre, dulce, imaginativa… Es verdad, me gusta cuando ella y yo tenemos
conversaciones sin sentido o sacamos un dibujo de la nada. En fin, alguien que
aprecia las cosas que los demás ni siquiera ven. Sin embargo, es tan descarada
que a veces asusta o impresiona a la gente.
También es otra
cabezota, elimina el trabajo del diccionario sustituyéndolo con diversión, no
se da cuenta de las indirectas o de otras cosas, no sabes lo que piensa y está
muy mimada (no me refiero en el sentido paterno).
Por otro lado
es natural y le gusta la naturaleza, es libre, mimosa, muy mimosa, sociable,
alguien con quien me siento a gusto, observadora, diferente, comprensiva y no
olvidemos que le encanta la música y los conejos (aunque pensarás que no viene a
cuento, pues si viene a cuento y además, yo soy la escritora ¿no? Los conejos y
la música es algo muy importante para que entiendas sus virtudes).
Nunca podría
describirla si no dijera que es uno de mis pétalos. Es la canela de mi té, el
conejo que me deja perseguirle día a día.
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