domingo, 25 de noviembre de 2012

decimosexto vuelo: Amor de papel, parte 3

Más tarde, hubo otro motivo para que su amor fuese de papel. Fue una nueva forma de comunicación entre ambos, que se generó gracias a un lirio:

-Hermanita, no te preocupes, reemplazaremos a esa pajarita. ¿Quieres otra pajarita? ¿O prefieres un gato? ¿Qué te parece... un lorito? 
-No
-Puedes mirar mi libro, a lo mejor encuentras algo que te guste- Ella estaba intentando animar a su hermana, cosa que no parecía funcionar. La niña miró el libro sin ganas, pero de repente se le iluminaron los ojos.
-¡Ésto, un lirio!
-¿Un lirio?
-No quiero sustituir a la pajarita, quiero ponerle un lirio donde estaba antes, como hacemos con todos los que se van.

Dicho y hecho, un lirio rojo ocupó el lugar de la pajarita rindiéndole homenaje. Antes de eso, cuando ella tenía el lirio en sus manos, se acordó de él y su afición por las plantas. El segundo lirio fue de color blanco, pues el blanco simboliza pureza. Al día siguiente, tras varios intentos con saltos incluidos, ella consiguió colar el lirio en el balcón de la habitación de él. Una habitación, que por cierto, se encontraba justo arriba del taller de costura, pues el taller y la casa estaban en el mismo edificio.

Ella no pretendía ser descubierta como creadora del lirio. Pero él era muy listo y cuando ella salió del trabajo se encontró con un lirio de verdad, del cual colgaba un papel que decía: "Bonito lirio de papel". Ella no daba crédito, el secreto no había durado ni un mísero día.

Lo que floreció después en el campo de las flores de papel fue una flor de cerezo azul. Apareció misteriosamente en un bolsillo de la camisa nueva del chico, una que había sido confeccionada por las costureras del taller. Ella expresaba lo que sentía en la figura. Era una pena que él entendiese de biología vegetal, pero no tuviese ni idea del significado de las flores. Una vez había tenido la poca vergüenza de regalarle un clavel blanco y otro rojo a una chica. Ésta chica tiró los claveles por la ventana y al pobre lo echó a patadas de su casa. Aclararé éste hecho diciendo que el rojo y el blanco son una combinación perfecta para las flores del cementerio. Tampoco es que el muchacho tuviese la culpa de no saberlo.

En éste caso, la flor de cerezo significaba el florecer de la vida y el amor. Hay que añadir que las flores de cerezo azules no existen, solo hay blancas y rosas.

La respuesta fue una rosa amarilla (que significa celos y rechazo pero él no tenía ni idea) junto a un mensaje: "Ésa flor tiene la fuerza que no poseen las de verdad, pues con sólo tocarlas sus pétalos se desvanecen".

El frío llegó antes de lo pensado. Con él una ola de fiebres, virus, gripes y malestares que debido a la debilidad del chico le afectó terriblemente. Al enterarse ella mientras tejía se quedó muy preocupada. Tenía que hacer algo al respecto.

Él llevaba días en cama. Miraba el balcón con una expresión desolada. Esperaba una flor y no llegaba. Lo único que llegaban era el aburrimiento, la fiebre y las pesadillas. Por fin, algo aterrizó en su balcón, pero no se trataba de una flor, sino de una grulla que al parecer quería refugiarse del frío "¿Por qué una grulla?", se preguntó mientras contemplaba la grulla de papel. La respuesta era simple: Resulta que las grullas simbolizan la paz y la salud. En japón es el equivalente a nuestra paloma con el ramito, pero añadiendo la salud, como ya he dicho. No sólo eso, sino que además hay una leyenda. Esa leyenda dice que quien consiga elaborar mil grullas de papel obtendrá el mayor de sus deseos. Hay más sobre las grullas, por ejemplo cuando una niña se dedicó a construir las mil grullas y no lo consiguió, pero esa es otra historia.

Al día siguiente fueron dos las grullas de papel que poblaban su cuarto, y al tercer día fueron tres. Él se seguía preguntando por qué grullas, o mejor dicho, ¿Por qué más y más grullas, en concreto una por día?

Afortunadamente, no llegaron a las mil grullas. Con tan sólo diez el muchacho quedó curado. Cuando se curó le preguntó aquello que tanto le intrigaba en un papel. Ella encontró el papel en su silla del trabajo y le contó en persona todo lo que sabía de las grullas al terminar la jornada.

Así siguieron con las flores y los animalitos de papel. Algunas charlas en persona, sonrisas, buenos días... Nada fuera de lo normal. Y ella seguía ocultando la verdad. No le contaba que había tras las flores, tras las rosas (de color rojo significan pasión, de color rosa el afecto y de color blanco la durabilidad), nomeolvides (creo que todos saben lo que significan excepto este chico, al parecer), tulipanes (los rojos significan una declaración de amor y los amarillos un amor desesperado), alelíes (que significan belleza), los nenúfares (que significan "tu corazón es puro")... Todo esto le regaló, que en resumen son una ristra de declaraciones y piropos, o al menos lo serían si él lo supiese. Pero si él lo supiese todo se estropearía, pensaba ella. No había que luchar por nada, pues todo estaba perdido y si luchaba, sólo conseguiría que su vida empeorase con el rechazo de todos los demás incluido él, su jefa y su familia. Pero ¿Realmente su vida estaba en lo peor? ¿Realmente lo mejor era que se quedase quieta y no luchar por la vida que quería? Esto no se lo preguntaba ella ni tampoco están dirigidas a ella. Son para vosotros, queridos lectores, para que reflexionéis ¿Qué debería hacer ella? ¿Y qué deberíais hacer vosotros entonces?

1 comentario:

  1. Y mi reflexion es:¿por que tendria ella que cambiar algo?.No se trata de cambiar sino de crear,de construir su vida ,sin cambiar lo que ya tiene.¿y el quiere crear?¿quiere conocer ,saber el significado de alguna flor?mmmm .
    Muy bonito cumples tus objetivos que es hacer reflexionar.

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